El pasado 31 de marzo visité las oficinas de Software One en la ciudad alemana de Leipzig con el objetivo de presentar los diferentes perfiles de nuestros estudiantes de cara a que hagan prácticas en el extranjero.
Las oficinas de Software One están relativamente cerca del centro de Leipzig, gracias en parte al transporte público de Alemania que funciona a las mil maravillas. Siempre me habían dicho que el Metro de Madrid era el mejor y cuando llegué a Berlín me di cuenta de que no podía estar más equivocado. El transporte público en Alemania es como un reloj, y a la hora que la aplicación de Google Maps te dice que un tren sale, sale. De hecho, hay diversos caminos hacia una misma ruta con transbordos en los que nunca tuve que esperar más de 5 minutos, puesto que la frecuencia de los trenes es muy alta. En Leipzig es igual, un metro desde el centro te lleva directamente hasta Software One en apenas 11 minutos, a los que hay que sumar otros 10 minutos de camino a pie. Es posible que haya una ruta de trenes o de buses que deje a uno más cerca de la empresa, pero yo seguí el trayecto recomendado por Google para mi hora de salida.
Logré entenderme con una trabajadora que estaba detrás de un mostrador y que no hablaba ni pizca de inglés, pero que me guió hasta el mostrador de recepción. En la mesa mostrador en la que ella estaba había un par de cestos de manzanas gratis para los trabajadores. Algunas empresas tienen fruta gratis para sus empleados y es algo que se agradece. ¡Hay que comer sano!
Tras llegar a la recepción pregunté por Tamara, de Recursos Humanos, el contacto con el que me tenía que reunir. Tras esperar un par de minutos apareció y me invitó amablemente a su despacho. Me ofreció un café y acepté, hacía mucho frío fuera y me venía bien para calentar las manos. Estuvimos hablando en su despacho de las diferentes titulaciones que ofertamos en el instituto hasta que apareció un chico que estaba haciendo prácticas y que se unió a la reunión. Estaba en su periodo de aprendizaje y parecía motivado y muy contento, ya que actualmente estaba perfeccionando sus conocimientos en C# y, por su cuenta, aprendiendo a crear videojuegos.
En Software One tienen un buen plan para incorporar talento. Como los contratos en Alemania son de 6 meses de prueba, dedican los 3 primeros meses a que las nuevas incorporaciones hagan un proyecto ya definido, y durante este periodo están tutorizados por programadores senior. Una vez finalizado este proyecto inicial, disponen de otros 3 meses, también tutorizados, para crear un proyecto propio por sí mismos. Finalizado ese periodo, la empresa decide si les hace una oferta o no. Por lo tanto un aspirante que sea programador junior, tiene la posibilidad de poder aprender y demostrar su valía antes de ser juzgado.
Me parece muy interesante este plan de incorporación. En mi experiencia profesional nunca me había encontrado con ningún plan de este tipo. Y sin experiencia, a veces es complicado poder progresar en una tecnología que quizás nunca se haya utilizado. De esta manera, el aspirante dispone de un periodo de tiempo para familiarizarse con la tecnología y poder ser productivo tras el periodo inicial.
Los profesionales de informática generalmente no son productivos durante las primeras semanas, porque se tienen que familiarizar con las tecnologías que se utilizan en una empresa. Además, corren el riesgo de caer en el "síndrome del impostor", donde un trabajador se vuelve incapaz de reconocer sus propios logros y piensa que no merece su puesto y que todo el mundo es mejor que él. Esto se suele producir cuando uno entra a trabajar en una compañía y tiene que tocar tecnologías que nunca ha tocado antes y nadie le ayuda en su camino, por lo que un periodo de adaptación es esencial, y muchas compañías deberían de tomar nota. De no hacerlo, corren el riesgo de desperdiciar talento válido.
Un proyecto realizado por trabajadores recién incorporados nos lo podíamos encontrar en la mesa de venta de chocolatinas, donde uno podía adquirir kitkats, twixs o m&ms pagando con Paypal a través de la aplicación de una tableta. De hecho, esta aplicación móvil se utiliza actualmente en todas las oficinas de Software One.
En el extranjero es una práctica habitual que las empresas vendan las chocolatinas a sus empleados y que los beneficios de las mismas se destinen a fines benéficos.
Las fotos tomadas durante la visita a las oficinas están vacías. Falta gente trabajando, pero tiene una explicación. Muchos de los trabajadores se encontraban reunidos en unas jornadas que se estaban llevando a cabo, y otros solo acuden a la empresa algunos días y mientras teletrabajan desde casa.
El ambiente de las oficinas era agradable gracias a las plantas que se entremezclaban con los puestos de trabajo. También había repartidas algunas máquinas de gimnasio para hacer algo de deporte y estirar las piernas, una alternativa a un paseo bastante conveniente por el frío que hacía fuera. Tampoco podían faltar los futbolines, mesas de billar o las mesas de ping-pong, para los descansos.
Reté al trabajador en prácticas a una partida de ping-pong, pero no quiso jugar conmigo porque decía que no me devolvería ninguna pelota. Así que nos quedamos sin un Alemania-España.
Retomando el tema objeto de la reunión, debo decir que la empresa está dispuesta a colaborar con nuestro instituto y recibir a alumnos que quieran hacer las prácticas en el extranjero. He quedado en enviarle el plan de estudios traducido para que se puedan hacer una idea más clara sobre los distintos perfiles de estudiantes de los que disponemos en base a las titulaciones que ofertamos.
Su plan de un proyecto inicial de tres meses se adapta perfectamente al tiempo de las prácticas. Y de los estudiantes dependerá si quieren volver o continuar en la empresa, y de ésta última el hacerles una oferta pasados 6 meses. Por lo tanto, seguiremos en contacto con Software One y esperamos que algún alumno se anime a viajar fuera, puesto que es una gran experiencia tanto personal como profesional.
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